Olivia Teroba (1988) publicó en 2019 una colección de reflexiones llamada Un lugar seguro. Estos textos editados por Paraíso Perdido nos dejan asomarnos a la construcción de un espacio emocional y mental de la autora.
Me recomendaron éste libro sin contarme mucho, lo único que un editor y escritor al que respeto mucho me dijo fue que era un libro espectacular. Eso es un adjetivo grande pero vago. Sin embargo, ando en busca de nuevas narrativas y de nuevas voces en mi biblioteca así que me pareció suficiente para incluirla en mis lecturas.
Un lugar seguro es un libro raro, es una colección de textos donde la autora explora emociones, recuerdos, y sobre todo hace un ejercicio de honestidad. Y nos invita a verla. Es un libro pequeño, apenas 68 páginas.
Cuando inicié la lectura asumí que me tomaría no más de dos tardes leerme los textos. Estaba equivocada, cada texto requería de mí una pausa para dejar que lo leído resonara un poco, se acomodara en mi cabeza y encontrara ese punto de reflexión en mi propia historia.
«Yo traté de contarle todo lo que he pasado, lo que he visto.»
Un lugar seguro cuenta con 10 textos, donde la autora escribe y construye en el texto, tal cual, un lugar seguro donde puede hablar (se) de cómo es ser mujer en el contexto actual y en el suyo, siendo de Tlaxcala, México (un estado clave en la trata de mujeres); de su oficio como escritora, de su relación con su mamá, su familia, su lugar en esa familia. Es un viaje muy honesto, con reflexiones complejas por sencillas que puedan sonar en la primera lectura.
No es una lectura complaciente, aunque no recurre a la exageración o el drama forzado. Es sólo eso, un lugar seguro donde podemos leer (nos) malestares, dolores, logros, relecturas de lo que nos rodea. Ella nos deja ver su monólogo, y el ejercicio nos permite escuchar el propio.
Al final creo que mi amigo tenía razón, es un libro espectacular, modesto y sin pretensiones, engañoso en su pequeñez y que requiere una segunda o tercera lectura. Muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota