Claudia Piñeiro (1960) publicó en 2010 Betibú, una novela policiaca que bien puede ser tomada como una clase sobre cómo escribir esta clase de historias.
Este es el tercer libro que leo de esta autora, y por ahora no me ha decepcionado. Si bien creo que Las viudas de los jueves es un gran libro para empezar a leerla (puedes leer la reseña aquí) y que Un comunista en calzoncillos (puedes leer la reseña aquí) es un ejercicio autobiográfico muy interesante; Betibú es una novela espectacular dentro del género.
Claudia Piñeiro logra armar sobre un caso de asesinato una buena historia que depende de tres personajes muy bien delineados. Tres personajes que nos van enseñando cómo se construye una buena novela policiaca.
Tenemos a la escritora de novela policiaca que ha estado en un retiro voluntario recuperándose de una decepción amorosa y una crítica devastadora de su último libro publicado. Un viejo escritor editor de la sección de policiales en un periódico relegado al final de su carrera a una sección nueva y un joven escritor editor que lo sustituye.
Betibú, el apodo que recibe Nurit Iscar (la escritora), es una mujer que ejerce cierta fascinación sobre las personas que entran en contacto con ella, está en una etapa rara de su vida. La mediana edad se ha instalado y no en la mejor de las formas, ella está hibernando, no ha escrito nada firmado por ella desde que se separó de un amante periodista editor de un periódico grande y recibió una crítica devastadora sobre su primera y única novela romántica.
Es justo ese ex amante el que la empuja a regresar al ruedo como escritora, a partir de un asesinato con pocas pistas, de alto perfil, donde nadie tiene primicias. Al editor jefe se le ocurre traer a una novelista a escribir crónica, parte porque la respeta como escritora y quiere aprovechar la fama que todavía conserva, parte porque no quiere regresarle su puesto al mejor periodista de policiales que tiene recluido a modo de castigo en otra sección.
Nuestro veterano, por un lado está meditando si es momento de retirarse. Pero sus contactos hechos en una larga carrera de periodista y la curiosidad profesional lo meten a este caso. Sin querer se convierte en el maestro y mentor del joven editor que ha venido a sustituirlo en su amada sección de policiales en el periódico.
Este joven la verdad es que está en esta sección porque se la ofrecen, no porque le interese en lo más mínimo. Es un hijo de la tecnología, redes sociales y que no entiende o conoce los métodos de su nuevo mentor. Con este personaje logramos apreciar las nuevas herramientas tecnológicas pero también, desde su perspectiva, todo lo que el oficio y la experiencia cambian una investigación.
Betibú y nuestros dos periodistas empiezan a recorrer el caso desde sus propios recursos, desde sus saberes y con sus propias carencias, heridas y subjetividades. Como lo dije, si no encuentran otra cosa en la lectura, por lo menos reconocerán un homenaje al género policiaco, hecho con mucho oficio y cuidado de respetar las reglas pero aportando un enfoque distinto de narrar la historia de un asesinato.
Para mí, Betibú además fue el camino de una mujer en la mediana edad que después de un periodo de reclusión voluntaria, se reencuentra con su propio talento y sus habilidades, hace las paces con sus heridas, reconoce sus fallas y encuentra el camino para una nueva etapa. Ojalá lo lean y lo disfruten, muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota