Guadalupe Nettel (1973) ganó con Después del invierno (2014) el Premio Herralde de novela de la editorial Anagrama.
Leí esta novela y por meses estuvo rondando mi cabeza, no fue una lectura fácil ni particularmente divertida. La autora logra transmitir en cada parte la sensación al grado de hacerla palpable, o al menos fue así para mí.
La historia del encuentro y desencuentro de Claudio y Cecilia, ambos de nacionalidades diferentes, latinos, ese termino que a lo extranjeros siempre les suena unificador, viviendo lejos de sus lugares de origen; parece una historia sencilla de contar y predecible. O acaban juntos o acaban separados.
Y justo, creo, ahí está la voz de Nettel para recordarnos que esas historias, las de las conexiones, las de las relaciones, ni son lineales, ni son sencillas ni son planas.
Después del invierno hace el trabajo de presentarnos a dos personajes que tienen una historia personal, llena de cicatrices y de huidas, de cosas que no siempre encajan, y que hacen que su encuentro esté cargado de cada uno.
Tanto Claudio como Cecilia aportan al encuentro lo que son, lo hablado y lo no hablado. Las ausencias, los extrañamientos y las cicatrices. También las expectativas, las promesas, las esperanzas.
«En las promesas se cree o no. Las promesas se cumplen o no. Pero con las evidencias no hay quien pueda.»
Nettel tiene el oficio y talento de contarnos una historia común con la complejidad y el respeto necesario. Tal vez eso es lo que hizo que el libro me diera vueltas por la cabeza por meses.
Después del invierno relata la pausa necesaria para que un encuentro se produzca, para que algo crezca o no, cuando todo parece dormido pero sigue palpitando aún si no lo vemos. Esto se percibe en el ambiente frío, en el cementerio cerca de la casa de Cecilia, en la rigidez de las formas de relacionarnos.
Mientras nos cuenta cómo es posible un encuentro y lo que pasa después de, nos obliga a reconocer que las relaciones se componen de lo que somos, pero también de las circunstancias, personales o colectivas. Que no es posible simplificar y que las relaciones son mucho más que las intenciones o deseos.
Este libro además es una forma de narrarnos la necesidad de conexión, de pertenencia, del reflejo de nosotros cuando nos vemos en los otros. ¿Es suficiente el tiempo juntos, esto que tengo, esto que no tengo?. Es un libro muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota