Alejandro Brauer nos presenta El amor no basta (2018), su primer publicación narrativa que trata de un hombre rememorando, limpiando, haciendo un recuento de daños sobre la relación que le cambió la vida.
Él nos cuenta sobre su amante, el amante, que se convirtió en el amor que le permitió reconocerse como lo que es, un homosexual que gracias a esta relación logra asumir su orientación y reestructurar su vida, para bien y para mal.
El protagonista ha llegado al fondo, al final; así lo encontramos, en medio de un caos físico, un desorden de vivienda, a través de la narración que se percibe como tocar fondo, una depresión que necesariamente tiene que pasar a la siguiente etapa.
Este libro se va en dos tiempos, el del día en el que se encuentra, cuando empieza a poner orden en su entorno y en sus emociones, a desechar el dolor, la basura, física y emocional; y el de los recuerdos, que nos lleva por una historia personal de amor, traición, adicción, obsesión y locura de años.
Se trata de un amor que le deja ganancias, la de asumirse por ejemplo, y pérdidas, como su vida heteronormada. No es una historia dulce, es una historia llena de finales, con un incipiente principio de algo más, de lo que sigue.
El amor no basta es un ejercicio de honestidad del protagonista, nos narra cómo va dejando atrás lo que lo llevó a este fondo emocional y físico.
Es interesante que siempre narra en tercera persona, aunque la historia se siente personal. Narra en tercera persona buscando un desapego y una racionalización de las emociones, tratando de que sea desde afuera. A pesar de ello, se siente dentro, en la piel y de la piel hacia dentro, todo. La locura, la obsesión, la capacidad de pasar sus propios límites, la soledad que implica estar enamorado solo, sin la correspondencia del otro.
Y todos hemos llegado a ese punto. Todos hemos estado en una relación unilateral, donde cada parte quiere lo suyo y no ve o no quiere ver lo que el otro es y quiere.
Nuestro protagonista ha perdido todo, la familia que tuvo, el amante que le cambió la vida, la certeza del amor, su identidad heterosexual y solo queda poner fin a su vida (en sus palabras) o seguir. No lo ha decidido, lo que sí es cierto es que ya llegó a su final con esa historia.
Ahora solo queda el recuento de daños, los que cometió contra sí mismo, contra los otros, las traiciones propias y ajenas, tratar de narrar(se) esta historia que lo destrozó pero con la que ganó saberse por fin, sin vuelta atrás.
Si bien es una historia de una pareja homosexual, de un hombre de mediana edad, que tiene que salir del closet y por primera vez enamorarse sin restricción alguna, como adolescente; todos podemos relacionarnos. Porque todos hemos tenido este tipo de relaciones donde nuestro propio límite, nuestra identidad, se desdibuja.
Un buen libro para entender que sin importar la orientación sexual o la identidad de género, el amor no basta, se necesita mucho más para que una relación funcione, para que un amor llegue a un final feliz.
Aura Espitia Muñoz Cota