En 1982, Alice Walker (1944) publicó El color púrpura, una novela epistolar que nos cuenta la historia de dos hermanas afroamericanas lidiando con ser negras en un país racista y ser mujeres en una realidad que normaliza la violencia hacia ellas. La novela fue premiada con el premio Pulltizer en 1983. Fue llevada al cine por Steven Spielberg en 1985 con mucho éxito.
La novela se desarrolla en la ruralidad del sur de Estados Unidos de América durante los años 30 hasta los años 60, y esto nos va dando una radiografía amplia y larga de la situación de las mujeres afroamericanas en esa zona y en ese periodo. Vemos la doble marginación que supone ser mujer y negra en una zona estadounidense que no termina de reconciliar la idea de la integridad racial o la equidad de género (a la fecha).
El color púrpura relata la vida de Celie, y su entorno, sus afectos, sus dolores y heridas durante 30 años. Celie y Nettie son dos hermanas que se quieren. Alphonso, su padre muestra siempre preferencia por una y por la otra muestra descontento. Celie se considera la hermana fea, poco afortunada. Es violada por el padre resultando dos hijos de estas relaciones incestuosas y violentas. Ambos son adoptados por una pareja de misioneros afroamericanos, eventualmente.
Cuando un hombre viudo pretende casarse con Nettie, la hermana menor, el padre decide entregar mejor a su hija mayor Celie a este hombre que por la mayor parte de la novela, es nombrado solo como Mister.
Celie tiene un matrimonio miserable, con un hombre que no la quiere o siquiera considera, haciéndose cargo de las labores domésticas y la crianza de unos hijos que no son suyos. Mister está enamorado de una cantante de jazz llamada Shug, pero es incapaz de casarse con ella porque su padre no aprueba dicha unión. Mister nunca logra imponer su verdadera voluntad o deseo y se desquita con Celie.
Cuando Nettie huye de la casa paterna ante intentos de violación, llega a casa de Celie. Por breves instantes son felices, hasta que Mister intenta relacionarse amorosa y sexualmente con Nettie. A partir de esto viene una necesaria separación para protección de la querida hermana. Acaba con los mismos misioneros que adoptaron a sus sobrinos.
Pasan muchos los años y pese a que su hermana Nettie promete escribir, Celie no recibe nunca una carta hasta que Shug, la amante de su marido, que la tiene fascinada por su glamour, su autosuficiencia monetaria y su talento, la ayuda a encontrar las muchas cartas que su hermana le escribió y que Mister ocultó.
Eventualmente los hijos crecen, los de Mister y los de Celie; entran otras mujeres en escena, con sus propias historias, con sus propias heridas y sus relaciones con la vida de Celie.
Celie finalmente deja al marido, se va con Shug y su marido, hereda la propiedad de su padre, descubre los muchos secretos de su familia, se enamora, de verdad se enamora de Shug y se reconcilia con Mister, por ser el único que puede entender la desolación de perder a la mujer que ambos aman. Mister incluso le pide una disculpa y le propone intentar el matrimonio en mejores términos ahora de viejos, a lo que ella se niega.
Es una historia donde se pone la historia de una mujer y las mujeres que la rodean en detalle, con sus aristas, donde vemos los costos de ejercer la sexualidad, ser violadas, encarcelada al negarse a obedecer a los blancos, golpeadas por la autoridad y por los hombres, abusadas sistemáticamente y cómo van sanando cada una sus historias y cómo tejen una relación de ayuda, de solidaridad, al darse cuenta de que solo entre ellas pueden ayudarse, solo entre ellas pueden empezar a construir y reconstruir vidas; las suyas.
Esta novela ha sido censurada varias veces, y suena lógico, habla de demasiada violencia, de abuso racial, de condiciones que parecen no superarse todavía.
Una lectura que nos permite ver los matices de las doblemente invisibles mujeres negras en Estados Unidos de América. El color púrpura es una novela que nos deja ver un panorama real sin soltar la historia de esta mujer. Muy recomendada.
Aura Espitia Muñoz Cota