¿Qué hace el editor y por qué necesito alguien que cumpla esa función?
Cualquiera que tenga algún interés en publicar un texto reconoce la existencia de uno de los personajes míticos de la industria editorial: el editor.
Es una figura que tenemos certeza de que existe pero que no necesariamente sabemos qué hace exactamente y cómo se relaciona con nosotros como autores.
¿Qué hace el editor?
La respuesta es mas o menos sencilla, es quien rompe el monólogo interno del autor, que se asocia con él para tratar de tener la mejor versión posible de un manuscrito con la idea de que tenga una salida al público. Intenta siempre ser un puente entre el autor y el lector.
Aquí tenemos que distinguir la relación a partir del proceso en el que estemos, porque no es lo mismo un editor que te elige desde una editorial a uno que tú eliges desde la autopublicación o para un concurso. Las diferencias son más o menos obvias pero tratemos de definir:
- El editor que te elige desde una editorial tiene el propósito de que su elección forme parte de un catálogo que está construyendo, un legado y aportación que hace a la letra escrita. Quiere obtener la mejor versión del texto posible, parte del hecho de haber visto algo ahí, algo que lo emocionó y que quiere que más gente lea.
- El editor que eliges tú desde la autopublicación tiene que pasar por un proceso de entrevistas donde como autor has de evaluar si te va a llevar a un punto donde tu manuscrito salga como un libro fuerte para llegar al público que quieres llegar.
Esto significa que el editor es ante todo un aliado, una persona que quiere pulir tu manuscrito y que espera una relación a largo plazo que tenga resultados que los satisfagan a ambos. Y esto implica una relación de confianza.
En mi experiencia, muy pocas personas fundan una editorial o se dedican a la edición desde un lugar completamente desalmado y mercenario. Suele haber un gusto personal y un respeto por los autores, admiración, que está en la elección de la profesión. La palabra escrita es algo que valoran.
Es bien sorprendente que muchos autores tengan una genuina preocupación sobre los robos, los cambios estructurales a un texto, los pagos fallidos, antes de siquiera entrar en contacto con editores.
Y no descarto el ser precavidos, los contratos han de ser firmados, los textos registrados, pero no deberían entablar una relación de trabajo con un editor si no sienten confianza y ven el entusiasmo que he mencionado.
No se enreden con editores que les prometen libros en 2 segundos, que ni siquiera se sienten a discutir el manuscrito con ustedes, que no quieran establecer una relación con el autor.
Espero esta información les sirva y que piensen en el editor como una figura necesaria a la hora de llevar un texto al público.
Aura Espitia Muñoz Cota