El gran Gatsby, novela de Francis Scott Fitzgerald publicada en 1925, se ha convertido en un libro referencia de la llamada generación perdida de la literatura norteamericana. Tanto el libro como el autor se volvieron seres míticos de una época.
Fitzgerald retrata de manera magistral el espíritu de una época que fue confusa, vertiginosa y que fue caldo de cultivo para lo que siguió. La historia es más o menos sencilla, un hombre es testigo de la obsesión y sus alcances a través de su vecino, un ser misterioso que está relacionado a él de manera extraña.
Nick llega a Nueva York cuando los autos motorizados empiezan a entrar en auge, en la fiebre de la bolsa de valores, en la felicidad de ya no estar en la Gran Guerra Mundial, en la euforia de la paz y el progreso.
Al rentar una casa pequeña en un lado de Long Island, West Egg, se convierte en testigo de la historia de Jay Gatsby, su extravagante vecino, que resulta estar relacionado con una prima de Nick, Daisy Buchanan, casada con un antiguo compañero de Nick de la universidad Yale.
Gatsby está obsesionado con Daisy a quien conoció 5 años antes y de quien se enamoró. Tom Buchanan tiene una amante a quien algún aprecio le tiene. Tanto Gatsby como Myrthe, la amante de Tom, son de clase baja, pensando siempre en el progreso que pueden alcanzar, atisbando la fortuna desde estos enamoramientos. Piensan en el futuro, una huyendo de su presente y el otro recuperando el pasado, corrigiendo lo que él cree que fue el punto de inflexión.
“Ninguna cantidad de fuego o frescura puede ser mayor que aquello que un hombre es capaz de atesorar en su insondable corazón.”
En el momento de la publicación de esta novela, todavía no pasa ni la crisis de 1929, primer crisis de gran envergadura del capitalismo, ni la Segunda Guerra Mundial ni se definen todavía con claridad las condiciones que permitieron el ascenso de los gobiernos fascistas.
En ese momento, todavía no tenemos prueba alguna de que algo esté mal. Y sí, hay cosas que están mal, la novela misma nos lo va dibujando con comentarios que aunque no son centrales en la historia, sí son dejados ahí después de haber pasado por un proceso editorial con uno de los sellos más emblemáticos de la industria estadounidense.
Gatsby es el arquetipo del sueño americano, un ejemplo del hombre que no tiene nada y en menos de una década logra tenerlo todo, por cualquier medio. Es un hombre misterioso, porque a ciencia cierta no logramos nunca saber como hizo su dinero. Un poco se va dibujando por la información que va soltando el protagonista más las averiguaciones de Tom Buchanan.
Es interesante como Fitzgerald percibe ese conflicto entre el dinero nuevo de Gatsby con el dinero viejo del matrimonio Buchanan, producto de herencias, y la necesidad de validación del primero por el segundo. Retrata de manera indirecta toda la corrupción de ideas y sobre el concepto de riqueza que se desarrolla en los años 20 y que da lugar a la Segunda Guerra Mundial. Vemos las ideas de supremacía blanca retratadas en comentarios y libros que menciona Buchanan, un hombre que ve en los nuevos ricos y el ascenso de los afroamericanos una amenaza.
“Tom y Daisy son gente muy despreocupada. Lo aplastan todo y luego se refugian en su dinero, o en su indiferencia, o en aquello que les mantiene unidos, y los otros arreglan lo que ellos destrozaron.”
Este libro no tuvo un gran éxito al principio, pero se convirtió en un libro de culto después de la muerte de su autor, debido a que el gobierno estadounidense mandó muchas copias a sus tropas durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué fue lo fascinante de este libro? Que no es un libro que intente describir un pasado no vivido, el libro de hecho retrata la realidad, por fantástica que parezca, del autor, retrata una época esplendorosa del capitalismo norteamericano, las fiestas, las celebridades, la velocidad que los mismos autos muestran, y todo antes de la primera crisis del siglo XX.
Una lectura muy recomendable y un libro fundamental para conocer una época.
Aura Espitia Muñoz Cota