Farenheit 451

Ray Bradbury (1920-2012) nos entregó en 1953 Farenheit 451, un libro sobre un futuro distópico catalogado como ciencia ficción, aunque hemos visto a lo largo de las décadas que no todo era tan imposible.

Farenheit 451 Ray Bradbury cita Textuales

Farenheit 451 retrata una sociedad norteamericana donde los libros no existen, y si existen son exterminados. Es una realidad donde los bomberos existen con el propósito de quemar los libros que han sobrevivido, donde hacen el trabajo de censura democrática porque ni los leen ni los catalogan, solo queman cualquier cosa que esté hecha de celulosa, a 451 grados Farenheit se quema el papel.

Yo leí el libro por primera vez hace más de 20 años, y recuerdo que en ese entonces me pareció lejano e imposible que los libros fueran el enemigo, sin discriminar; me pareció increíble, de no creerse, un mundo donde las pantallas ocuparan toda la vida social, donde caminar o platicar o simplemente contemplar y pensar fueran casi un pecado. Ahora que lo releí, hice el ejercicio de enlistar las cosas que entonces me parecían improbables y ver qué sí se había cumplido; me quedé impresionada. Bradbury o fue visionario o fue inspiración de varios para delinear un mundo donde lo que retrataba pasó.

Hoy poca gente lee por el gusto de leer, hoy muchos centramos la vida en pantallas cada vez más grandes, cada vez más abundantes en espacios pequeños. Hoy centramos nuestras conexiones vía redes sociales donde priorizamos la vida de los demás y nuestras interacciones vía internet. Todavía no llegamos a los extremos de Farenheit 451 pero tampoco estamos tan lejos.

A mí, que he vivido con libros, leyendo y compartiendo lo que leo, esto me parece una historia de terror puro. Supongo que era la intención del escritor.

La trama es la historia del último recurso de resistencia posible ante la destrucción de lo que nos hace humanos, las emociones y las conexiones, la reflexión. Es una historia donde los principales héroes son la memoria y la preservación de la herencia del lenguaje, regresando a lo primigenio, la palabra. Conservar por memoria, contarnos lo que leímos, lo que sabemos, lo que pensamos.

Nuestro protagonista es un bombero que resulta ser un fallo al sistema, por alguna razón está fascinado con los libros que quema, y no por su contenido porque al inicio ni siquiera los lee, solo rescata de vez en cuando uno que otro en sus turnos de trabajo. Al tiempo en que lo conocemos, entra en contacto con una chica que lo cuestiona y reta, y se conocen caminando, lejos del ruido de las pantallas y programas que todo lo ocupan.

Al realizar un trabajo donde una persona prefiere morir inmolada con sus libros que ser rescatada, nuestro protagonista entra en conflicto y por primera vez cuestiona el por qué de su trabajo, por primera vez se pregunta qué hay en estos objetos que generan respuestas tan contundentes, como la franca resistencia o el exterminio.

Esto lo lleva a un proceso de rebeldía, a buscar tribu y a asumir que lo va a perder todo, la seguridad, la esposa, el trabajo, probablemente la vida, pero que no importa o importa menos que la emoción que lo despierta y moviliza.

Un clásico de la literatura norteamericana y de la ciencia ficción por derecho propio, que después de décadas sigue siendo referencia. Muy recomendable.

Aura Espitia Muñoz  Cota

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