Sophie Kinsella (1969) publicó en 2000 Loca por las compras, el inicio de una serie de libros que tienen como protagonista a Becky Bloomwood, una joven escritora con problemas reales en sus hábitos de consumo. Fue llevada al cine en 2009.
Becky es una joven incapaz de frenar sus compras, curiosamente su trabajo es escribir para una revista de finanzas personales, pero no tiene un plan para nada, ni para su vida y menos para pagar sus cuentas. Va por la vida en el momento, cumpliendo cada fantasía que tiene y construyendo otras tantas. No pone atención a nada, ni siquiera a las cartas que llegan constantemente a su casa con las cuentas que no ha pagado.
Eventualmente, la realidad choca con la fantasía y las consecuencias empiezan a aparecer de manera constante e ineludible. Así que decide escapar, negar cualquier cosa, inventar historias y meterse (literalmente) en la casa de sus padres a esperar que todo desaparezca.
La historia es divertida, el romance aparece eventualmente pero no como una solución, sino como una consecuencia de empezar a resolver los problemas que ha creado, para ella y sus conocidos. Becky es la parte de nosotros que niega cualquier problema, que compra la lotería para solucionar sus problemas económicos, que espera que el sistema se caiga y las calificaciones se pierdan, que espera que el error en el trabajo pase desapercibido y sin consecuencias, o que por arte de magia el banco borre accidentalmente tu historial deudor.
Loca por las compras, más allá de hablar de esta adicción, nos cuenta como nada se va a solucionar ignorando el problema. Huir no funciona, negar tampoco. Hacer frente al problema que hemos creado, por incómodo que sea, por humillante que nos parezca es la única solución. Aquí se marca uno de los temas centrales de Sophie Kinsella como escritora: no hay príncipe azul ni solución mágica que nos salve de nuestra propia negligencia.
Loca por las compras tiene la ligereza necesaria para que podamos reírnos un poco de todo el lío sin quitarnos la oportunidad de revisar nuestros propios desastres. Muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota