Richard Matheson (1926 – 2013) publicó en 1954 Soy leyenda, una novela futurista sobre un apocalipsis vampírico. Fue adaptada (mal) al cine en 2007.
Yo no sabía que la novela en la que se basó la película que trata de un apocalipsis zombie en realidad se trataba de vampiros. Fui enterada al participar en un cineclub sobre vampiros y zombies. Así que fui a buscar la novela y en verdad me sorprendió lo que leí.
El hecho de que Soy leyenda se trate de vampiros y no de zombies hace que la historia tenga otro sentido; porque el vampiro, a diferencia del zombie, mantiene una personalidad, tiene conciencia de sí mismo y puede formar sociedades.
Resumiendo un poco por si no han visto o leído Soy leyenda, digamos que se trata de un humano superviviente, probablemente el último, a una plaga de vampiros.
Robert Neville ha perdido todo, a su mujer, a su hija, su comunidad, pero ha encontrado otra misión. Matar a todos los vampiros que pueda, resistir por la humanidad, aunque sea el único que quede. En este proceso de profunda soledad, Neville tiene rutinas y sistemas que le permiten sobrevivir, no sale nunca de noche, cuida su comida, tiene un generador, cultiva sus ajos, repara la casa y busca vampiros que matar, transporta los cadáveres que encuentra al fuego.
En algún punto de la historia, y como una forma de cumplir su misión pero también de mantener la cordura, empieza a investigar a los vampiros, qué es cierto de los mitos, cómo empezó o se propagó la plaga, por qué él ha sobrevivido. Esto le da poder, le da métodos que probar para matar a los vampiros que lo acosan cada noche esperando a que salga para convertirlo o para comerlo.
Hasta aquí no parece algo extraordinario, pero la novela plantea dos cuestiones muy interesantes y dignas de pensarse. Una es la necesidad de conexión humana, y cómo puedes anclarte a la vida cuando no tienes esta. Puedes refugiarte en la misión, en las rutinas, pero es necesario asirte de algo para no enloquecer. La segunda cuestión es la relatividad de lo correcto de una creencia, una misión, una postura.
Soy leyenda nos obliga a preguntarnos dónde está el bien, si es absoluto, si nosotros somos los buenos. La verdad es una novela bien escrita, que permite sin problema la relectura; un libro que debe estar en la lista de cualquier amante del género. Muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota
