Aravind Adiga (1974), periodista indio con nacionalidad australiana, publicó en 2008 su primera novela Tigre blanco, ganadora del Premio Booker.
Cuento un poco la historia de cómo llegué a esta novela. En la FIL Guadalajara 2019 el país invitado fue India, y por esa razón me puse a investigar literatura contemporánea de ese país. Creo firmemente que podemos aprender mucho de una cultura a través de sus libros, a través de sus narraciones y su forma de narrar.
Quería irme a un autor joven, alguien que nos contara un poco de este país en vías de desarrollo. Porque así como en México, quería saber si en su literatura también se reflejaba todo lo que se va arrastrando en el camino a la modernidad.
Ahora, hablando del Tigre blanco, la novela es muy buena, tanto para dar un panorama como para leer una historia inusual.
Tigre blanco hace referencia a un ser extraordinario en su clase, uno que nace cada 100 años. Y nuestro protagonista así se nombra, no sin razón, alguna vez le pusieron ese mote en su infancia, reconociéndole lo inusual en su entorno.
Nuestro protagonista cuenta su historia mientras trata de contarle a un diplomático chino como es la India, mezcla en su análisis su viaje personal, es una historia que lo lleva de sirviente a asesino a empresario. Nos cuenta en 7 noches, durante el insomnio, cómo paso por todas estas facetas.
“En resumen: en los viejos tiempos había en la India un millar de castas y de destinos. Hoy en día sólo hay dos castas: la de los hombres con grandes barrigas y la de los hombres sin barriga.
Y sólo dos destinos: comer o ser comido.”
Tigre blanco es la historia de un hombre que nos cuenta como la India pasó del orden colonial, con las castas, de lo definido al caos, a las posibilidades y al desorden. Y no es que romantice el sistema de castas, o la colonia, simplemente reconoce que tenía una lógica, y no es que odie el caos o las posibilidades de la modernidad, justo de este caos el logra la movilidad.
Amé una imagen con la que describe a su país, como un espacio donde existen dos Indias, la de la oscuridad y la de la luz, y lo relaciona con los ríos y los mares. Es una imagen que semanas después de haber leído Tigre blanco se me quedó grabada.
Es una forma distinta de narrar, es descarada, cínica pero humilde, llena de contradicciones, donde es necesario equilibrar la posibilidad dentro del caos y saber que eso implica dejar atrás todo.
Es una novela buena, bien contada, el personaje, el narrador es preciso en su intento de explicarse y explicar su país. Tigre blanco es muy recomendable para adentrarnos en la literatura contemporánea india, cumple la analogía de un ser extraordinario que aparece cada n libros.
Aura Espitia Muñoz Cota