Cho Nam-joo (1978) publicó en 2016 su novela Kim Ji-young, nacida en 1982. El puro título de la novela dice mucho, Kim Ji-young es el nombre más usado para mujeres en 1982 en Corea del Sur. La historia es tan sencilla y tan familiar que resulta perturbador.
Desde hace algunos años me he interesado en la forma en que nos percibimos como mujeres. A partir de este interés me he encontrado con distintas lecturas, algunas de ficción, otras no, y las menos, híbridas.
Kim Ji-young, nacida en 1982 es una de estas lecturas. La protagonista es una mujer joven, madre de una niña pequeña, pasando por una depresión post parto. De la nada y para angustia de su esposo y conocidos, empieza a ser vehículo para hablar de otras mujeres, su mamá, una amiga de la universidad. Ella no recuerda nada cuando esto pasa.
Esa es una forma intrigante de iniciar un libro, pero la verdad es que la historia al final no es tan anormal. Kim Ji-young es una mujer común y corriente, le han pasado las cosas que a todas nos han pasado. Un tipo la acosa y persigue en el autobús de noche rumbo a su casa. Siempre se tiene que esforzar un poco más que sus compañeros de trabajo para ganar menos pero hacer lo mismo. No obtiene un acenso porque el jefe opina que las mujeres no se van a quedar mucho tiempo toda vez que tendrán hijos y se irán a cuidarlos.
Su madre cuida de la suegra hasta el último día de la señora. Hace un patrimonio con su trabajo y con sus inversiones y sin embargo, es el padre de Kim Ji-young quien se queda el crédito.
Se casa, y de ahí empiezan a suceder decisiones que aunque parecen lógicas, se sienten injustas.
Y esto es lo extraordinario del libro. No conozco a una sola mujer a la que algo o todo de lo relatado en esta común y corriente vida, no le haya pasado. Y este libro no está relatando hechos violentos extraordinarios. Está relatando una violencia sistémica, taimada, que todas hemos sentido alguna vez y en la que siempre nos culpamos a nosotras. (Me hubiera esforzado más, Es mi culpa por salir sola). Lo que describe está perfectamente documentado con cifras oficiales que menciona a lo largo de la novela.
Me parece tan increíble que al leer Kim Ji-young, nacida en 1982 estuviera leyendo una historia tan familiar en una cultura tan distinta de la mía (mexicana). A lo mejor es que esta historia de nosotras se vive en muchas versiones sin importar la cultura, aún si creemos que nos hemos salvado o que nosotras ya no necesitamos el feminismo porque ya somos libres. El final es extraordinario. Muy recomendable.
Aura Espitia Muñoz Cota