David Nicholls (1966) publicó en 2009 Siempre el mismo día, una novela sobre la relación de dos personas revisada durante 20 años siempre tomando el mismo día.
Este libro me sonaba por la película (que no he visto) y por la cuarta de forros como una novela romántica, y sí, más o menos lo es, pero no exactamente.
Es una novela con un planteamiento narrativo novedoso en el género. Toma como punto de referencia el 15 de julio desde 1988 hasta 2007, para contarnos la historia de Dexter y Emma.
Este recurso narrativo de Siempre el mismo día nos da una panorámica bastante completa de una relación compleja entre dos personas, a mí me sorprendió. Es como tomar una instantánea de cada uno, a veces juntos, a veces separados, de los personajes.
Sobre la historia de Dexter y Emma debería decir que Nicholls tuvo el tino de no reducir a sus protagonistas a una historia sencilla de amor en pareja, en realidad, logra darle amplitud a su relación, haciéndola una relación de amistad compleja, donde ambos coquetean con la idea de ser pareja y donde exploran esa posibilidad.
Empieza justo cuando ellos despiertan después de una noche juntos después de graduarse. Son personajes complejos, imperfectos, con sus inseguridades y demonios, también con sus cualidades encantadoras.
«Felices de no ser felices en exceso.»
Eso es una gran cosa en Siempre el mismo día, son personajes creíbles, relaciones profundas y creíbles, altibajos y climax dentro de lo posible y nos hacen sentirnos cerca de Dexter y Emma.
Es complicado escribir una historia de una relación sin que suene a cliché o el típico «el amor lo puede todo», que además no caiga en el drama sin descanso. Siempre el mismo día lo logra.
Logra darnos la sensación de amor entre los personajes, ese amor que prevalece en las amistades, aún si no están juntos o cercanos o en pareja. Eso hace que la novela no se sienta como una carrera vertiginosa hasta el final feliz. Yo disfruté mucho el recurso narrativo, disfrute la historia y me parece que Siempre el mismo día es de esas novelas que dejan un buen sabor de boca.
Aura Espitia Muñoz Cota
