Agnès Martin-Lugand (1979) nos presenta en 2015 La vida vale la pena, ya verás; la segunda parte de La gente feliz lee y toma café (puedes leer nuestra reseña aquí).
En este libro nos encontramos a Diane que ha logrado, por fín, establecer una rutina; rescató su librería, La gente feliz, y sigue con Felix, su mejor amigo, trabajando tanto en el negocio como en dar el siguiente paso en su vida personal.
Dejó el tiempo de recuperación que pasó en Irlanda en sus recuerdos y ahora se concentra en el aquí y ahora. No tiene contacto alguno con los que la rescataron emocionalmente en más de un sentido o forma, y así se siente bien, en equilibrio.
Incluso logra establecer una relación de pareja, con alguien que no le promete emociones desbordadas pero sí un amor tranquilo y estable. Está decidida a dejarse llevar al futuro, a pesar de sus dudas.
Todo cambia cuando vuelve a tener contacto, de manera casi accidental con aquél hombre que le despertó emociones dormidas en Irlanda. Con él, reviven emociones, saltan dudas pero además, se entera que aquella su familia adoptiva, está a punto de perder al miembro que todo lo junta, una muerte se vislumbra y Diane decide reintegrarse a esa familia.
La vida vale la pena, ya verás no es un final feliz para nuestra protagonista, es tal cual una continuación. Es la reconciliación de ella como mujer, con sus pérdidas, su pasado, con su presente y una decisión para su futuro.
La novela es corta y a mí, como la anterior, me atrapó y me distrajo de todo lo demás que estaba leyendo, me duró, igual que la primera parte, aproximadamente 6 horas. La vida vale la pena, ya lo verás fue un reencuentro justo y correcto con una historia que para mí fue catártica y bella, dentro de todas las pérdidas que siempre plantea.
Y la verdad, aunque el título no es tan tentador como el de la primera parte, como ya conocía la historia no pude resistir ponerlo en mis prioridades de lectura en cuanto llegó a mis manos. Recomendable sólo si ya leíste la primera parte.
Aura Espitia Muñoz Cota
