Alejandra Pizarnik o la necedad de decir lo incómodo, lo doloroso, lo humano, lo personal.
No la conocía, en realidad no conozco tanto de poesía, pero una poeta a la que admiro me contó sobre ella. No, mas bien, la reconoció como influencia. Y siendo que a dicha poeta mexicana yo la admiro hace más de 20 años, pues tomé su sugerencia y comencé a leerla.
No es fácil, sus textos pueden llamarse de búsqueda, de cuestionar. Yo creo que es más bien una necesidad por hurgar y sacar todo lo que anda circulando en la cabeza, en las emociones. No lo sé, me confunde. Y cuando leí su vida, pues un poco más complicado. Se suicidó a la edad que tengo ahora, 36 años, con un texto (según Wikipedia) que se leía en la pizarra:
no quiero ir
nada más
que hasta el fondo
Es otra vez esta necesidad, necedad, de hurgar, de saber, de nombrar.
Esta frase me parece encantadora, que encanta y nubla el proceso, pero sobre todo, honesta, dolorosa, capaz de obligarnos a vernos, desde la expectativa, la realidad, el pasado y el presente.
Aura Espitia Muñoz Cota