Margaret Atwood (1939) nos entregó en 1985 una magnífica historia en El cuento de la criada, una novela distópica que nos habla de un futuro posible regresando al pasado. Recientemente adaptada a una serie televisiva muy premiada del mismo nombre, aunque ya había sido llevada al cine con anterioridad.
Nos cuenta la historia de una mujer anónima, que revisa en su día a día, cómo llegamos a esto, o cómo ella llegó a la situación en la que se encuentra.
La novela se sitúa en un futuro donde las mujeres están en una posición completamente sumisa, con guiños a la sociedad puritana de los colonizadores ingleses en norteamérica, pero que cuenta con todos los problemas del futuro.
En esta nueva sociedad tenemos muchos problemas, la esterilidad es uno de ellos, la libertad es otro. Esta sociedad tiene que ser preservada cueste lo que cueste y esto implica control absoluto sobre los habitantes y que cada quien asuma su papel, quiera o no.
Nuestra protagonista es una de las mujeres fértiles que quedan, y con ella nos vamos enterando del nuevo orden y prioridades. Ella es adiestrada para ser un vientre para la reproducción de las parejas de la cúpula del poder. No tiene más finalidad que embarazarse del comandante, alto funcionario, al que fue asignada. No es una amante, es un miembro del servicio.
Esta sociedad necesita eliminar la sensación de individualidad, del deseo, de la voluntad. La generación de nuestra protagonista es una generación difícil, porque es adulta y tiene referencias y recuerdos de la vida antes de ser la criada destinada a gestar la siguiente generación.
El cuento de la criada es una novela que a ratos suena posible. Nos da un panorama en verdad desolador para las mujeres. Una sociedad que regresa al pasado pensando que así es como progresaron en su momento.
Las mujeres pierden la identidad, pierden la libertad, pero los hombres también, de formas más sutiles pero claras. No existen las relaciones personales o espontáneas, no existe la idea del amor como una razón para ningún asunto. A toda disidencia se castiga ejemplarmente, con la muerte, con la humillación, con violencia excesiva.
La protagonista ya no tiene nombre, se niega a darlo a conocer en su narración, su nombre, como el de todas las demás de su clase, es De y el nombre del comandante, para que se sepa a quien pertenece, a quien está asignada. Pero nos cuenta en su narración cómo fue perdiendo todo lo que era importante para ella, su amor, su hija, su libertad, cuál fue su papel durante el cambio.
El cuento de la criada es una novela muy bien escrita, el final es brillante porque nunca nos enteramos de que siguió, no sabemos si fue solo una etapa que se superó o si la sociedad descrita sigue ese camino de puritanismo moderno. Muy recomendada.
Aura Espitia Muñoz Cota
A veces me pregunto si yo quiero leer ficciones tan aterradoras donde lo esencialmente humano se va perdiendo…siempre caigo y siempre se antepone a cualquier consideración, el placer de leer un libro bien escrito.
Gracias por la sugerencia