Esta especie de pequeño gran manual de autoconciencia para el siglo XXI de Núria Mata, La manipulación: la perversidad del pequeño poder, se publicó en 2008. En él, la psicóloga y docente catalana hilvana con elegancia la relación entre el abuso de poder a nivel institucional y el que se da en las relaciones personales.
A pesar de ser un texto corto, el tema que aborda es de enorme importancia; y, aunque por su estilo—más a la usanza de la literatura de autoayuda—podría sugerir poca seriedad en el tratamiento del tema, en la realidad es todo lo contrario.
Mata logra delinear con precisión microscópica y abundantes citas, pero de forma accesible, los ejes psicológicos de las relaciones personales, laborales e institucionales donde la reciprocidad afectiva y cooperativa acaban suplantados con la obligación velada y la coerción culposa.
Muy lejos de caer en el simplismo, La manipulación: la perversidad del pequeño poder acierta donde la literatura académica sobre el tema falla: educa al lector no iniciado sobre la forma en la que el poder, “la capacidad que todos y cada uno tenemos de influir en los demás y también en nosotros mismos” permea todas nuestras interacciones y cómo puede pervertirse.
A aquellos que nos inclinamos por la horizontalidad y por el amor en libertad a veces nos faltan herramientas sencillas para estructurarlos e identificarlos. Aquí es donde entra La manipulación: la perversidad del pequeño poder. Nos dice cómo no son, aunque parezcan. Nos hace cuestionar, por ejemplo, la diferencia entre el contagio emocional y la empatía.
Esta lectura rápida y entretenida para unas cuantas sesiones de café resulta también perfecta para quienes no sabemos dónde empezar, o dónde continuar, pero queremos responder a la invitación urgente a profundizar en el trabajo de concientización que nos hacen los distintos movimientos por la equidad social.
Justamente, a diferencia del común denominador de la literatura de la llamada superación personal, La manipulación: la perversidad del pequeño poder propone el desarrollo de la autoconciencia para la elevación de la sociedad en su conjunto y ¿por qué no empezar el año navegando con los ojos y el corazón bien abiertos nuestras relaciones?
Adriana Nodal-Tarafa