Kazuo Ishiguro (1954), premio Nobel de Literatura 2017, nos entrega Nunca me abandones en 2005, un libro impresionante donde la sensación general es que somos capaces de cualquier cosa como humanidad flexibilizando cualquier precepto moral. Fue llevada al cine en 2010.
La narradora es Kathy, una ex alumna del internado Hailsham, una institución extraordinaria para su clase, donde los niños y jóvenes son tratados de manera especial. Con ella vamos conociendo su historia y la de las dos personas más cercanas en su vida, Ruth y Tommy.
Nos enteramos de cómo crecieron con ciertas certezas en la vida. Saben que tienen una misión, que sus vidas están ya trazadas, que no tienen padres, que saliendo de este internado empezarán un proceso que les permitirá completar sus vidas.
Kathy es una cuidadora ahora, no ha iniciado sus donaciones, pasa los días manejando por Inglaterra de un centro de recuperación a otro, enterándose de cómo se formaron y han vivido otros donadores, reconociendo lo atípico que su vida. Mira al pasado y reconstruye su historia y la de sus amigos porque sabe que hacia el futuro no hay nada que no sepa ya.
Nunca me abandones está definida como novela distópica, es ciencia ficción pura pero escrita como una novela realista. Kazuo Ishiguro tiene una forma de narrar todo de manera suave y paulatina, llegando al clímax de la historia en un camino lento y pausado. Su pluma es un sincretismo extraordinario entre la literatura japonesa y la inglesa.
El ritmo puede recordar a Kawabata pero el tema, el entorno, la forma de estructurar la historia es inglesa. Esto es resultado de su propia vida. Es un escritor inglés formado desde los 6 años en ese país pero de origen japonés.
La historia nos va envolviendo, nos revela de a poco qué es lo que hace que estos jóvenes sean únicos, efímeros e invisibles en la sociedad. Nos enteramos poco a poco por qué los jóvenes de Hailsham incomodan a los que no son como ellos.
Pese a que no lo dice de frente o gritando, nos plantea hasta donde el hombre, la sociedad, está dispuesta a llegar en la idea de preservar a la humanidad, siempre merecedora de ser preservada. Nos retrata el horror del ser humano, y qué tanto estamos dispuestos a flexibilizar los estándares morales o la idea misma de la humanidad con tal de obtener lo que necesitamos.
Ruth, Tommy y Kathy encarnan distintos aspectos del ser humano, posturas frente a lo inevitable, frente al destino preconcebido y la imposibilidad de escapar de él, aún buscando una salida. Construyen sus propios refugios, en la memoria, en la fantasía, en el amor, en la rabia. Son personajes bien construidos, tridimensionales, con personalidades propias. A diferencia de otras novelas de ciencia ficción, donde los personajes y sus tramas suelen olvidarse porque el autor se concentra en la construcción del mundo.
Nunca me abandones no es un libro alegre, es una historia que nos hace preguntarnos por lo correcto, por lo bueno, por lo posible de lo que plantea. Gran novela. Muy recomendada para quien quiere un libro que lo lleve a rincones propios de su pensamiento o su alma.
Aura Espitia Muñoz Cota
