El verano sin hombres

Siri Hustvedt (1955) publicó en 2011 El verano sin hombres, una novela rara pero encantadora, que parte de una anécdota ya muy vista pero con una forma inusual de resolverla.

Siri Hustvedt El verano sin hombres cita Textuales

La historia empieza cuando Mia, una mujer de 55 años, poeta, se va de la ciudad en la que habita hacia la ciudad de la que viene a pasar una temporada cerca de su mamá. Decide darse este espacio y tiempo para recuperarse después de que su marido le pidiera una Pausa (así la escriben en el libro) y de que ella descubriera que la Pausa es una colega de él muchos años menor que ellos y de origen francés.

Cuando Mia descubre la identidad y razón de la Pausa solicitada en su matrimonio, colapsa, tiene un cuadro psicótico inducido por estrés y entra a un hospital psiquiátrico por un breve tiempo, al salir decide irse a su ciudad natal, cerca de su madre que vive en una comunidad para ancianos o adultos mayores. Renta una casa, accede a dar una clase de poesía para adolescentes y empieza a lidiar con su realidad.

Estallar no es lo mismo que desmoronarse y, como hemos dicho antes, incluso desmoronarse puede tener un propósito, un significado.

 

El verano sin hombres es una historia que nos habla de los refugios que uno siempre va a buscar cuando requiere recuperarse. Mia está herida, no sabe qué sigue y se refugia en su madre, busca la certeza y el cariño incondicional, la pequeña regresión a la infancia, pero también el eco, la resonancia y el espejo cuando buscamos en la manada a alguien que nos diga «entiendo tu dolor, yo también pasé por ahí».

Nuestra protagonista no está buscando manada, la encuentra como la encontramos todas y todos, en momentos de genuina vulnerabilidad, la manada que protege, que enseña y que nos da espacio para lamer las heridas.

Mia se va a buscar a su madre porque esta falta de algo, necesita que le den cariño, comprensión, pero en el proceso se da cuenta que ella también es capaz de dar. Como maestra de unas adolescentes, como escucha de una amiga de su mamá, con su vecina que es una joven madre de una niña y un bebé.

El verano sin hombres es una mirada interesante a los mundos secretos, a los códigos, al ejercicio de ser mujer en esta sociedad occidental que plantea la escritora estadounidense. No es un análisis o ensayo, sigue siendo una novela, siempre respeta a los personajes y la trama, pero nos deja ver un poco las etapas en la vida de las mujeres.

También es una forma de abordar la necesidad de revisar las relaciones propias, nuestro papel en ellas, nuestro espacio de acción. Siri Hustvedt no se contenta con el papel de esposa abandonada para Mia, le da autonomía, voz, autocrítica para ver y manejar su propia situación.

Este es de los libros que soportan la relectura, que soportan el paso del tiempo. Siri Hustvedt en El verano sin hombres toma una anécdota en apariencia sencilla y predecible para convertirla en un ejercicio interesante e inesperado de lectura. Muy recomendable.

Aura Espitia Muñoz Cota

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