Pierre Lemaitre (1951) publicó en 2011 el primer libro de la serie protagonizada por el detective Camille Verhoeven, Irène.
Lo he dicho antes, las novelas policíacas dependen en buena medida de sus detectives, tienen que generar interés en el lector, debemos de ser capaces de interesarnos por ellos y acompañarlos a resolver sus casos.
Camille Verhoeven es un hombre raro, es muy bajo de estatura, lo cual lo ha hecho muy consciente de sus diferencias con el resto y de las reacciones del entorno. Compensa esta fuente de inseguridad con otras cosas, con un meticulosidad para el trabajo, con una vida familiar equilibrada, con una relación controlable con el padre y buenos recuerdos de la madre.
Todo cambia cuando es asignado a un asesinato que se sale de cualquier patrón conocido en la policía francesa. Nadie vio nada y fue un asesinato meticulosamente planeado. Todo lo que se encuentra habla de un asesino que preparó todo, dejó las pistas necesarias y no es que no le importe que lo atrapen es que está esperando a que llegue el policía adecuado.
Irène es la esposa de Verhoeven, es una mujer bella y paciente, que escogió a ese marido que tiene, al que le da espacio. Está embarazada, muy cerca del final del embarazo.
Verhoeven descubre que su asesino está copiando asesinatos de libros. Se anuncia ante el asesino y propone una correspondencia con el propósito de atraparlo. Obviamente Irène es el punto débil del adversario del asesino ahora apodado El novelista.
Irène es un libro que tiene todo lo que el género demanda, un buen personaje, complicado, con su propia historia; un asesino complicado, meticuloso y que tiene una misión, un retrato de la sociedad que le da contexto a la historia.
Creo que lo mejor de este libro es sin duda la inteligencia del dialogo asesino-policía y la personalidad Verhoeven, es sin duda un detective del que al cerrar el libro quieres saber más. Muy recomendable para los seguidores del género o para quien busca cómo construir personajes interesantes.
Aura Espitia Muñoz Cota
