Pasado perfecto

Leonardo Padura (1955) presentó Pasado perfecto en 1991, la primera novela de la serie dedicada a Mario Conde.

Leonardo Padura Pasado perfecto cita Textuales

El Conde es un detective en La Habana, Cuba, lo que ya es una peculiaridad considerando el contexto socioeconómico del país. En esta primera entrega, Padura nos presenta no sólo al personaje, nos presenta su pasado y su contexto, todo sin caer en los lugares comunes, ni del género ni del país.

Padura resiste la tentación de hacer de su novela una apología de Cuba, pero también del opuesto, no nos presenta una crítica sin resguardo. Nos presenta Cuba sólo con el fin de contarnos una historia de un misterio sin resolver y eso en sí es un mérito.

En este primer acercamiento, Mario Conde tiene un caso que es personal, involucra a gente que conoció en su adolescencia, personas que marcaron las decisiones que hoy lo hacen un detective con inclinaciones literarias en La Habana.

A partir de la desaparición de un compañero del Pre (lo que yo entiendo como preparatoria), casado con su amor/fantasía de la adolescencia, el Conde debe revisar el pasado para encontrar al susodicho. Tiene que trabajar con lo que sabe del caso, con el personaje que le presentan los implicados, con sus recuerdos y contra sus prejuicios.

Es un caso complicado porque las respuestas habituales no funcionan para encontrar al hombre célebre, celebrado, respetado, ejemplo de un ciudadano de la Revolución que ha desaparecido después de una fiesta de fin de año, lo cual es un guiño a la fecha que conmemora el triunfo de la Revolución cubana y la huída del viejo poder, no es casualidad.

Pasado perfecto obliga a Mario Conde a enfrentarse justo con eso, con el pasado, a revivir las viejas heridas, las envidias, los rencores, a saldar las cuentas pendientes consigo mismo, o por lo menos a iniciar el reconocimiento de ellas.

La novela tiene momentos en verdad cómicos, una narrativa que nos lleva del presente a las etapas que fueron formativas y que formaron la opinión del detective sobre su sujeto de investigación. La narrativa es ágil, por momentos dura, pero sobre todo, con un ritmo impecable.

En Pasado perfecto, Padura nos deja ver una Cuba que engloba la Revolución que fue y la que no fue, lo que se descompone, lo que siempre descompone cualquier utopía, la humanidad de los personajes. Y esa es una de las gracias del libro, la posibilidad de centrarnos en el caso que Mario Conde ha de resolver, con el contexto pero sin que este opaque la trama.

Escrita en un cubano (que es otra clase de español) que no requiere demasiada traducción, Pasado perfecto nos presenta a un detective que se enfrenta a un contexto diferente del que nos hemos acostumbrado en el género. Muy recomendable, yo quedé fascinada con la forma de escribir del autor y con el personaje.

Aura Espitia Muñoz Cota

 

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