La edad de la inocencia

Edith Wharton (1862-1937) publicó en 1920 La edad de la inocencia, una novela sobre la buena sociedad de Nueva York del siglo XIX con un ritmo espectacular.

Edith Wharton La edad de la inocencia cita Textuales

El protagonista es un hombre sensible, moderno, que empieza con una confianza ciega en las reglas que rigen su sociedad, que está listo para empezar la etapa que lo asentará en ella. Su matrimonio.

Nuestro joven protagonista, de una buena familia de Nueva York inicia el relato en una noche de opera, un lugar donde las buenas familias se hacen presente, una noche donde además como cita anual todos irán al baile ofrecido por una de las familias prominentes.

“La conformidad a la disciplina de una pequeña sociedad había llegado a ser casi su segunda naturaleza.”

 

La edad de la inocencia es una novela que por un lado nos da una visión de lo importante que son los ritos sociales, los calendarios, en una sociedad que se precia en su propio valor, pero también nos muestra lo inflexible, lo irracional que también es aferrarse a ello.

La historia empieza con el anuncio del compromiso de nuestro protagonista con la joven de buena familia de su elección, esto por sí sólo sería un rito de la endogamia social normal de las sociedades en general, sobre todo sí se considera la buena sociedad.

Al mismo tiempo, la prima de la joven a casarse regresa, ella es un agente raro que viene a desordenar un poco, a poner en evidencia lo ridículo de los rituales, lo inflexibles y por supuesto, la nula consideración a los deseos personales.

Newland y May anuncian su compromiso para anunciar que son unos jugadores más de esa sociedad, y para proteger a Ellen, que regresa de Europa separada del Conde Olenska, su marido. Es un escándalo que la buena sociedad no sabe cómo manejar.

Por un lado es una de los suyos, por otro lado fue educada fuera de esa sociedad y no sabe bien sus reglas, les da gusto recuperarla pero no saben cómo tratarla. Ellen no coopera porque al no entender y al no encontrar lógica en las reglas, ni las sigue bien ni puede disfrutar del todo su libertad.

De esto se trata La edad de la inocencia, de la disrupción, de los cuestionamientos, del cambio que se viene y de lo que algunas familias se aferran a sus normas para encontrar certezas en esa vorágine llamada modernidad. La buenas sociedad ve que no es infalible, que no tiene respuestas para todo, que a veces incluso es inútil.

Para contarnos todo esto, Edith Wharton construye un triángulo amoroso entre Newland, May y Ellen, donde todos saben que no pueden obtener lo que quieren, ellas muy rápido renuncian a lo que desean en el plano afectivo y él, que es quien más tarda en entenderlo, ha de elegir, si cumple con su papel, en todo sentido o si huye y vive una vida desconocida sin reglas que lo llevaría al ostracismo pero a lo que él cree será un amor increíble.

La novela también se trata de las elecciones que personalmente debemos hacer. Cuestionarnos la idea de la felicidad y lo que estamos dispuestos a hacer y perder con tal de obtenerla. Aquí todos tienen una agenda propia, una serie de ideas de lo que es la felicidad y a lo que tienen derecho.

El final es brillante, es justo como debe de ser, una idea real de lo que significa escoger y elegir algo, como eso excluye otras cosas, que las pausas pueden significar finales aunque uno no lo crea.

La edad de la inocencia es una novela increíble porque en una historia romántica, logra plantear estas certezas que todas las sociedades tienen: Así estamos bien, ya avanzamos lo suficiente, este estado en el que estamos ha de ser preservado y defendido.

Esta resistencia al cambio de las sociedades que más de una vez se presentan así mismas como el epítome de la modernidad y buena sociedad. Pero el cambio, no importa qué tanto lo resistamos, es ineludible e inevitable. Muy recomendable.

Aura Espitia Muñoz Cota

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